En el apasionante mundo del vino, donde la tradición y la artesanía se entrelazan con la innovación y la evolución constante, se encuentra un factor crucial para el éxito: la generación de marca. Y es que la creación y consolidación de una marca sólida va más allá de un simple nombre o etiqueta. Representa la esencia de una bodega, sus valores, su historia y, lo más importante, su capacidad para conquistar a los paladares exigentes y leales de los amantes del vino. En este artículo, exploraremos la importancia de generar marca dentro del sector vitivinícola y cómo puede marcar la diferencia en un mercado cada vez más competitivo.
En nuestro país podemos encontrarnos con más de 4,000 bodegas y 100 denominaciones de origen protegidas
El diseño está en todo
“Nunca juzgues un libro por su portada”. Podríamos decir lo mismo de un vino, pero estaríamos engañándonos. La realidad es que el impacto visual dentro del lineal es una de las principales claves a la hora de diferenciarnos. El diseño de la botella debe conseguir que ésta se diferencie del resto y la etiqueta debe de transmitir bien el mensaje de la marca. La tipografía, la descripción… Estos y más atributos hacen que las audiencias creen una opinión sobre el producto y la marca. Una persona que vaya sin una idea previa de qué vino comprar, elegirá la botella que más atractiva le parezca y que más información sobre lo que va a comprar le ofrezca, después ya entrará en juego el factor de la calidad y el precio del vino.
Innovación y creatividad
En un sector de carácter tradicional como el vinícola, que lucha por modernizarse y llevar la cultura del vino a las generaciones más jóvenes, la innovación y la búsqueda de nuevas propuestas que se acerquen a su tipología de consumo y estilo de vida, es clave. En este sentido, lo principal es encontrar nuevas propuestas que nos permitan evolucionar, sin salirnos de nuestra identidad de marca. Algunos ejemplos de innovación que vemos dentro de la categoría últimamente consisten en la creación de vinos de edición limitada, experimentación y creación de maridajes inusuales, el enoturismo experiencial, colaboraciones con chefs y enólogos reconocidos para crear vinos de autor y la utilización de sistemas de envasado innovadores.
Hábitos de consumo
Uno de los principales problemas en el descenso del consumo de vino en los últimos años, ha sido el considerar el vino “solo para momentos especiales”. El objetivo es que el consumidor esporádico pase a serlo más frecuente (3 veces al mes). En ese sentido, se trata de cambiar algunos mensajes históricos, surgidos incluso desde el propio sector. El vino se puede tomar con hielo, en lata, en formato pequeño o tapón de rosca. Como industria, nuestro trabajo debe ser facilitar la vida del consumidor.
Una buena historia
El vino tiene una larga y rica tradición, y las personas suelen estar interesadas en conocer nuevas historias. ¿Cuál es la historia de tu bodega? ¿Cómo se elabora tu vino? ¿Qué hace que sea especial?. Es vital saber cómo tenemos que contar las cosas ya que es otro de los factores más importantes a la hora de trabajar la marca. Al final, muchas veces consumimos historias, es por ello que debemos construir un discurso que llegue y conecte con nuestras audiencias.
Denominación de origen
Las Denominaciones de Origen Protegidas garantizan la autenticidad y la calidad de los vinos y los clasifican en regiones específicas. Al igual que pasa con otros tipos de productos, este aspecto puede llegar a ser el atributo distintivo del vino, como pasa con Arroz Dacsa, que se identifica como Arroz de Denominación de Origen Valenciano.
En España, existen más de 100 denominaciones de origen reconocidas en el sector vitivinícola. Obtener esta denominación, da confianza a los consumidores y sirve como oportunidad para distinguirse.
Caso Bodegas Arráez
Bodegas Arráez es un ejemplo de modernización y aumento de notoriedad dentro del sector.
Una marca que se propuso acercar el mundo del vino al público más joven, hablando su mismo idioma y conquistando los lugares donde se mueven estos.
Su vino “Mala Vida” fue uno de los primeros vinos que rompió el código de las etiquetas y los namings en el sector del vino. Gracias a ello consiguió disparar las ventas, abrirse puertas a nuevos mercados, acercar a los jóvenes a la bodega, y fue el pistoletazo de salida para empezar a comunicar el “canallismo” territorio de comunicación bajo el que asentamos la comunicación de la marca.
Bodegas Arraez tomó la decisión de no hacer vino para “estirados”, pasando de los convencionalismos, los clichés y el esnobismo que muchas veces se asociaba al mundo del vino. ¿Por qué? Porque el vino es algo que debería poder disfrutar todo el mundo, a cualquier hora y en cualquier sitio.
Irreverencia, atrevimiento y un punto canalla es lo que caracteriza por encima de todo a Arraez, porque vivir la vida y ser diferentes no está reñido con hacer bien las cosas. ¿Y tú? ¿Qué marca quieres ser de mayor?.
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